En la publicación anterior, se hizo referencia a los 8 (ocho)
objetivos generales de la Ley del Sistema Venezolano para la Calidad, en esta
ocasión desarrollaremos el contenido del objetivo número 1:
“Crear el Consejo
Venezolano para la Calidad que asesore al Ejecutivo Nacional en la
elaboración de políticas y directrices en materia de calidad”.
El Capítulo II en su artículo 24 menciona que: “se crea el Consejo Venezolano para la
Calidad con el objeto de asesorar en la elaboración
de políticas y directrices al Ministerio de Producción y el Comercio (hoy
Ministerio del Poder Popular para el Comercio), a otros órganos del Poder
Público y a los entes que actúan en el ámbito voluntario en materia de calidad”.
El artículo 25 define las funciones de este Consejo, quedando
establecidas de la siguiente manera:
a.
Asesorar a la Presidencia de
la República y demás órganos del Poder Público Nacional en las materias que
contempla la presente Ley.
b.
Actuar como órgano de
carácter asesor y consultivo del Ministerio de Producción y el Comercio.
c. Coordinar el trabajo de los diversos
representantes que lo integran de acuerdo al Reglamento interno de
funcionamiento.
d. Proponer políticas de
calidad para el logro de los objetivos de la presente Ley, tanto en el
ámbito obligatorio como en el voluntario.
e.
Analizar, asesorar y
coadyuvar en la conciliación de discrepancias que surjan en el Sistema Venezolano
para la Calidad.
f.
Evaluar periódicamente el Plan
Nacional para la Calidad bajo los principios, términos y condiciones
previstos en esta Ley y su Reglamento.
g.
Proponer los mecanismos de supervisión
en los subsistemas que conforman el Sistema Venezolano para la Calidad, que operan
dentro del ámbito voluntario para el cumplimiento de esta Ley y su Reglamento.
h. Asesorar sobre el
funcionamiento a los subsistemas, del Sistema Venezolano para la Calidad, tanto a los del ámbito obligatorio
como los del voluntario.
i.
Dictar su Reglamento
interno y de funcionamiento
En la primera entrega
de estos artículos, refería citando la ley, que para lograr una óptima gestión
nacional de la calidad se debe lograr una interacción y cooperación de forma
armónica del conjunto de principios, normas, procedimientos, subsistemas y
entidades. Precisamente el Consejo Venezolano para la Calidad está concebido por
ley a jugar ese papel, especialmente porque su conformación de acuerdo a lo
expresado en los artículos 27 y 28, persigue que todas las partes involucradas
participen. Es así, como este órgano que debe estar presidido por el Ministro
de Comercio, también debe contar con la representación de los ministerios de
las áreas de:
a.
Salud y Desarrollo Social
b.
Educación, Cultura y Deporte
c.
Energía y Minas
d.
Planificación y Desarrollo
e.
Ambiente y Recursos Naturales
f.
Infraestructura
g.
Ciencia y Tecnología
h.
Defensa
i.
Agricultura y Tierras
j.
Educación Superior
k.
Consejo Nacional de Universidades
l. Otros órganos o entes del Poder Público con competencia en la
materia de calidad y adicionalmente se prevé la asistencia a las reuniones de
la Defensoría del Pueblo.
Sin embargo, este consejo estaría incompleto si no contase con la
presencia de organismos representativos de los sectores empresariales, es por
ello que el artículo 28, contempla y estable que también forman parte del
consejo:
a.
Fedecámaras
b.
Consecomercio
c.
Conindustria
d.
Fedeindustria
e.
Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV)
f.
Las instituciones de investigación científica y tecnológica.
g. Otros Organismos empresariales, colegios profesionales u
organizaciones civiles con comprobada competencia en la materia de calidad.
Escuchamos hablar constantemente de diálogo, mesas de diálogo, etc.
Sin embargo no se recurre a mecanismos ya establecidos por ley que podrían
permitir construir los acuerdos y compromisos mínimos que Venezuela necesita
para corregir las graves distorsiones que nuestra sociedad, nuestra economía y
el país en general, inocultablemente padecen actualmente.
Es lógico y natural que existan discrepancias como en toda
sociedad, pero me niego a creer que los venezolanos seamos incapaces de
encontrar 4 o 5 puntos claves, de común acuerdo, sobre los cuales trabajar y
que permitan que hagamos esfuerzos sobre las cosas que nos unen y no en las que
nos separan. Éstas últimas seguirán existiendo, habrá que trabajarlas pero no
deberían ser el centro y el ancla que impida que avancemos hacia una Venezuela
de Calidad.